Familias Altamente Efectivas
En nuestro artículo anterior, hablamos de la familia como equipo, esta vez queremos continuar haciendo referencia a las familias altamente efectivas, tema que tratamos en nuestras charlas, ya que en esta época donde muchos hemos vivido la experiencia de compartir el espacio de trabajo con nuestra familia, comprender que hacer sinergia con ellos facilita el camino para lograr los objetivos propuestos.
Gunnar Nerell y C.G. Sandberg (1993), (mencionados por Betancur Gómez, 2013), definen el riesgo psicosocial como:
“la condición o condiciones propias del individuo, medio laboral y del entorno extralaboral que, bajo determinadas condiciones de intensidad y de tiempo de exposición, producen efectos negativos en el trabajador y, por último, estrés ocupacional, el cual puede generar desajustes en la salud del individuo o individuos a nivel intelectual, fisiológico, psico emocional y social”.(p.28)
Stephen R. Covey, en su libro “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas” demuestra cómo los principios de Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas pueden usarse para crear una familia fuerte y amorosa que apoye los objetivos individuales. Covey explica que las familias sólidas no surgen espontáneamente, sino que todos sus miembros necesitan combinar energía, talento, voluntad, visión y empeño. En nuestros encuentros virtuales, hemos querido traerlo con la relevancia que tiene dada la incidencia que tiene la familia en la productividad de cada ser humano.
«No hay familias perfectas, hay familias humanas»
Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas son:
1.- Ser proactivo. «Entre cualquier cosa que te ocurra y tu respuesta hay un tiempo, un espacio de libertad. En ese lapso de tiempo tú tienes tu libertad de poder elegir tu respuesta»
Esto da la oportunidad de: Actuar según la Conciencia, la Responsabilidad y la Voluntad Independiente. Cada una de las personas de la familia elija con base en “Principios y Valores”, no en estados de ánimo. Tener un enfoque de dentro hacia afuera, para crear el cambio. No ser víctimas, no ser reactivos, no culpar a otros.
2.- Comenzar con un fin en mente «tener una perspectiva clara de la razón de ser de la propia familia. Pero para eso, hay que definir cuál es el destino. Y tener un destino claro en mente, «influye en cualquier decisión que se tome a lo largo del camino».
Para ello es importante: Definir los principios y Valores de la Familia. Definir un propósito común compartido. Hacer una construcción diaria individual y grupal en coherencia con dicho propósito.
3.- Poner Primero lo Primero «Dar prioridad a la familia en el convulso mundo actual»
Lo que implica: la organización familiar alrededor de prioridades importantes. Definir tiempos semanales familiares para compartir (entre los miembros de la familia). Esto conlleva a la motivación de compartir, no porque hay agenda, sino porque se comparten propósitos y sueños.
4.- Pensar ganar ganar. «Esto implica, buscar primero el interés del otro, entender sus necesidades, sus deseos, sus preocupaciones… Y se consigue trabajando juntos para ganar, para obtener nuevas ideas, nuevas soluciones, que son mejores que las que cualquier miembro de la familia pudiera lograr en solitario.»
Para ello es importante: Pensar en términos del beneficio mutuo. Fomentar el apoyo y el respeto mutuo. Generar acuerdos. Romper el egoísmo.
5.- Buscar entender para luego ser entendido. «Con un entendimiento empático, se abren los canales de comunicación y se evita la tendencia a juzgar al otro»
Para lograrlo se debe trabajar en: La escucha activa que es entender pensamientos y sentimientos. La comunicación efectiva practicando la retroalimentación útil, oportuna y leal, generando confianza y fortaleciendo el amor.
6.- Sinergizar. «La clave para crear sinergias es aprender a valorar, incluso a celebrar las diferencias. Son las propias diferencias de los miembros de la familia las que le permiten a esta alcanzar grandes logros.»
Cuando se logra la sinergia familiar, se consigue la prosperidad a partir de fortalezas individuales y familiares. Para ello es necesario fortalecer el respeto, valorar las diferencias, lograr una cultura mutua en la solución de problemas *Perdón*. El aprendizaje y la contribución.
7.- Afilar la Sierra. «Todo lo que no se cuida conscientemente ni se renueva acaba rompiéndose, desordenándose o estropeándose, esto ocurre también con la cultura familiar: requiere ingresos constantes en la “cuenta emocional” para mantenerse donde está, porque hablamos de relaciones y expectativas continuas»
La renovación personal y familiar, implica el cuidado físico, mental, espiritual, social y emocional.
Nuestra invitación hoy es a comprender que la familia es la mejor red de apoyo, al fortalecer nuestra familia, también fortalecemos la productividad empresarial.