Confiar y Compartir, Elementos vitales del trabajo en equipo
A veces no nos damos cuenta de que mientras nuestros días transcurren en medio de mil ocupaciones, la vida nos pasa por un lado sin que notemos lo verdaderamente importante.
Ha sido muy bonito indagar con las personas de nuestro equipo, cuáles son sus sensaciones tras el “final” de este proceso que nos ha obligado a quedarnos en casa, para estar más cerca de nuestro equipo familiar y a trabajar distanciados de nuestro equipo laboral.
Uno de nuestros colaboradores nos manifestó:
“Este encierro me dio la oportunidad de conocer aspectos y sentimientos de mi familia que, jamás en la vida hubiera pensado ellos tenían, el estar la mayor parte de tiempo en la oficina, nunca me permitió conocer esto.
Valorar momentos como el salir a comer un helado, que uno considera como momentos normales e insignificantes de la vida.
Cuando se me presentaba un problema en el hogar yo, por lo regular, lo que hacía era salir e irme a dar una vuelta. El no poder salir y escapar de esos momentos, me permitió aprender a manejar esas emociones y aprovecharlas para escuchar música y dibujar.
A nivel laboral me permitió aprender a confiar más en las personas, para los trabajos que debía hacer equipo, ya que cuando surgía un problema, si estamos en la oficina, era muy fácil solucionarlo entre todos, al ser un tema la comunicación por internet, no estábamos disponibles, en ocasiones, para atender dichos problemas, entonces debía prevalecer la solución de problemas de forma individual.”
El hecho de compartir el techo con nuestra familia nos hace creer que la conocemos bien, que sabemos cómo es cada uno de ellos y cuáles son sus sentimientos. La realidad, es que hemos vivido inmersos en una rutina que nos aleja de lo que creemos cercano. Para muchos no ha sido fácil redescubrirse en el hogar, para otros ha sido una alegría. Lo cierto es que ha sido un regalo el darnos la oportunidad de dar el verdadero valor a lo que tenemos.
Redescubrir el sabor que nos dejan las artes, como la música, el dibujo o la pintura. Reencontrarnos con nuestras habilidades olvidadas y comprender que lo que un día aprendimos siempre tendrá un espacio en nuestras vidas.
Aprender a manejar situaciones de conflicto, comprender que éste es parte habitual de la vida y que saber manejarlo representa un gran logro en medio de tantas vicisitudes. Plantearnos la posibilidad de vivir mejor en adelante o aplaudirnos por lo bien que ya manejábamos nuestras vidas… Todo esto ha sido un regalo de gran valor.
El trabajo en equipo implica permitir que el otro se manifieste desde sus habilidades, para que realice su parte del trabajo con excelencia. Así mismo, esperamos que los demás miembros del equipo, confíen en lo que somos capaces de lograr. En el diario correr por cumplir con los objetivos, muchas veces tendemos a hacer la labor del otro o permitimos que los demás invadan nuestro espacio ya que lo importante se centra en hacer bien y a tiempo. Si valoramos la habilidad del otro y las nuestras en su justa medida, sabremos cuáles son los tiempos de respuesta apropiados y la calidad que tendrá el trabajo cumplido. Es por esto, que confiar en el otro y tener confianza en lo que hacemos, es un elemento vital a la hora de conseguir la excelencia organizacional.
Nuestra invitación hoy es a que atesoremos lo aprendido siempre, para ponerlo al servicio personal y de nuestra organización.
Este es un excelente mes para fortalecer los lazos del equipo de trabajo para fortalecer la productividad.