La importancia de tener principios sólidos
Cada uno de nosotros ha nacido dentro de una familia y crecido dentro de ella, en una ciudad y en un país. Desde que comenzamos a relacionarnos con el mundo nos vamos impregnando de lo que nuestro entorno nos ofrece y empezamos a imponernos normas que guían nuestras propias acciones. La familia nos impone unas normas, la sociedad otras, la cultura otras y así vamos adquiriendo un conjunto de valores que marcan nuestro comportamiento cotidiano, en cualquiera de los entornos que nos desenvolvamos.
Algunos de estos valores pudieran moldearse o cambiar, otros son inquebrantables. Estos últimos son los principios, gracias a ellos, podemos actuar con seguridad ante un dilema y podemos dar pasos importantes, en nuestra vida personal y laboral, pues los principios como la ética pueden abrirnos muchísimas puertas.
La empresa en la que trabajamos también nos impone principios, es decir, normas inquebrantables que deberemos cumplir si queremos formar parte de su equipo. Por ejemplo, quienes trabajamos en Visión y Enfoque, sabemos que la relación con nuestros clientes debe ser:
Transparente, es decir construir redes basadas en la verdad.
Respetuosa, se refiere a nuestra comprensión de que la diferencia construye, y el respeto a la esencia de nuestros clientes.
Contributiva, cada uno de nosotros se compromete a entregar un buen servicio, concreto y que genere impacto en la organización.
Según Stephen Covey, los principios son leyes naturales en la dimensión humana que gobiernan la efectividad y que no pueden quebrantarse. Estos principios representan verdades profundas, fundamentales, duraderas, universales y permanentes que han sido reconocidas por todas las civilizaciones importantes a través del tiempo.
Covey nos cuestiona sobre este tema a través de una pregunta: ¿Podemos cosechar aquello que no hemos sembrado con nuestro propio esfuerzo?
Compartimos la ideología de Covey, que nos habla de que el proceso de cambio y desarrollo personal siempre se produce de adentro hacia fuera, y se sustenta en los principios, la persona humana (carácter, paradigmas y motivaciones) y los hábitos de la efectividad. Esto quiere decir que los programas de cambio y desarrollo personal para poder ser realmente efectivos tienen antes que ser asimilados internamente por la persona traspasando las resistencias internas y las barreras externas. De este modo nos proyectaremos como equipo para que todo a nuestro alrededor crezca y se desarrolle positivamente.
¿Tienes claros los principios de tu empresa y trabajas cada día en virtud de ellos?